Paco Rabanne Pure XS
Paco Rabanne, el maestro de las fantasías
Paco Rabanne siempre está donde menos se le espera. Iconoclasta, excéntrico, esencial. Capturando el espíritu de los tiempos solo para ir a contracorriente. Con un don para la provocación heredado de su fundador y cultivado con ironía. En Paco Rabanne, la creación es conmoción y siempre rompe con las normas. Sus perfumes dicen no a la conformidad y sí a todas las fantasías.
La vida fabulosa con un chasquido de los dedos de 1 Million y su Lady. La leyenda del héroe y la diosa reinterpretada por Invictus y Olympéa. Y, finalmente, el exceso puesto en escena con la saga XS. En 1993, la fragancia XS allanó el camino y habló del deseo sexual sin tapujos. Luego llegó la fantasía de la estrella del rock con Black XS. En 2017, Pure XS anuncia el regreso del sexo, o más bien del erotismo. Con el exceso en su ADN.
Pure XS, el exceso en estado puro
Es un hombre que lo tiene todo, excesivamente. Riqueza, belleza y toda la vida por delante. Un buen partido. El heredero tiene de su lado todas las ventajas, sobrepasando la perfección. Criado en la neogótica mansión familiar, desde niño ha estado rodeado de obras de arte y vinos grand cru. Pero conduce su Aston Martin a toda velocidad. Atractivo, de gusto refinado e ingenio aguzado, es un tipo genial. Un esteta cuya vasta cultura es evidente. Y si su vida es una creación artística a la altura de su destino, también lo es su cuerpo: un físico perfecto, una compostura sosegada y, por si fuera poco, una cara de ángel. El guapo heredero tiene una figura imponente, naturalmente. Y un don para atraer a las mujeres. Sin esforzarse. ¿Cómo mantener la calma en presencia de una belleza así? Sobre todo en presencia de un hombre que parece inalcanzable. Y que pone los límites a prueba.
Pure XS, una historia de exceso
Una fantasía encarnada por un hombre excesivamente perfecto y perfectamente indecente. Un heredero inalcanzable que exuda sexo y deseo. Doble pecado. Pure XS es exceso en estado puro. Implícito, explícito. Pura fantasía.
Pure XS es la dualidad de un hombre de noble crianza y poder erótico. Él solo representa el decoro y la indecencia, el vicio y la virtud. Elementos que chocan entre sí con un resultado magnético. Su nombre goza con los extremos. La palabra «Pure» (puro) como la pureza de la belleza masculina o del deseo. La sugerencia de sexo o, en una palabra, erotismo. «XS» como «sex» (sexo) pero al revés. «XS» como el exceso en torno al cual gira la historia: la personalidad, las reacciones que genera, la fragancia que oscila entre fuego y frescor.
Pure XS, el video
Cuando un hombre inalcanzable despierta los instintos más voyeristas
¡Luces, cámara, acción! Mármol negro y candelabros, pinturas de los grandes maestros y una impresionante colección de libros antiguos. La escena se desarrolla en el cuarto de baño de nuestro heredero, un espacio inmenso y suntuoso donde la modernidad se funde con lo barroco. El hedonismo es obvio, el gusto impecable. Un hombre entra, abre el grifo de la bañera y se desviste. Primer plano de su increíble cuerpo semidesnudo. Un grupo de chicas le espían encandiladas a distancia. Hipnotizadas. Deslumbradas por tanta belleza, se desmayan, sin fuerzas para actuar. Frustración. El objeto pecaminoso está ahí, ante sus ojos, tan cerca pero intocable. Obsesión. El heredero lo sabe o, al menos, lo adivina. Es un juego delicioso. Frente al espejo, sonríe como ajeno a todo y se aplica su fragancia en la parte derecha del cuerpo, en la izquierda y después un poquito más abajo… Reacciones en cadena. Histeria y desmayos colectivos cierran la escena. Rubrica el video el frasco Pure XS, abrazado por una serpiente.
Concebido y editado como una coreografía, el video publicitario pone en escena una fantasía sexual con una estética refinada en un escenario de suntuosidad y exceso. El ritmo palpitante del aria «Habanera» de la Carmen de Bizet acompaña al creciente deseo con una dimensión tragicómica hasta la escena final: ¡atención! El humor, sello distintivo de Paco Rabanne, recorre todo el vídeo y empieza con una inversión de géneros: ¡el objeto de deseo es un hombre, no una mujer! Guiño al espectador de nuestra época, la toma en ángulo picado del escenario crea un video dentro del video, sumergiéndonos en un teatro. Finalmente, señalemos la atmósfera cargada, metafórica y eróticamente, de principio a fin. La tentadora serpiente, símbolo fálico por excelencia y alegoría del pecado original, zigzaguea entre los elementos de la escena, revelándose justo al final.
Al timón encontramos, una vez más, el talentoso Johan Renck. Tras Lady Million, esta es su segunda colaboración con Paco Rabanne. El director sueco pertenece a la nueva generación de artistas que se aventura en múltiples territorios: de la música a la fotografía, pasando por el cine y la publicidad, Johan Renck se ha labrado un nombre con su mundo cuasi gótico teñido de una oscura belleza. Estética escandinava… Para televisión, ha dirigido varios episodios de Breaking Bad, Walking Dead y de la serie británica The Last Panthers. También ha creado aclamados videos para Beyoncé, Madonna, The Knife, New Order, Robbie Williams y David Bowie.
Pure XS, la campaña fotográfica
Artista de las campañas Million, con su célebre blanco y negro hollywoodiense, el gran fotógrafo de modas Nathaniel Goldberg regresa con un visual muy cinematográfico. En una atmósfera de luces y sombras contrastadas, el heredero posa con el pecho desnudo, la chaqueta echada indolentemente al hombro. Menos es más. Su orgullosa mirada atraviesa el objetivo de la cámara con una chispa de ironía. ¿Una invitación? En primer plano aparece el frasco Pure XS. Detrás de él, una serpiente dorada se alza formando una S. Una metáfora que no rehúye la grandilocuencia.
Francisco, el heredero del erotismo
Para el rostro de su heredero, Paco Rabanne quería una personalidad que encarnase tanto el vicio como la virtud, entre el romanticismo de un héroe de Visconti y el sex appeal de un irresistible donjuán. Francisco Henriques es precisamente todo eso. Alejado de los arquetipos masculinos viriles y monolíticos, este modelo de 21 años exuda un turbador poder erótico. Su noble belleza y su frescor juvenil expresan masculinidad y feminidad a la vez: un encanto intenso y una sensualidad natural, una boca expresiva, una cierta despreocupación y, sobre todo, un candor que seduce a todas las chicas.
Pure XS, el frasco
Para expresar esta fantasía erótica en un frasco, el diseñador eligió un estilo sobrio poderoso y estilizado que trasmite la idea de exceso tanto en su animalidad como en su pureza. Esta dualidad está anclada en una base sólida. El vidrio es grueso pero escultural, cincelado en forma de encendedor de culto. Un toque al más puro estilo Rabanne. El frasco se abre con un clic seductor, un gesto masculino. Un tapón curvo lacado en negro y una silueta pura y nítida. Entrelazando líneas límpidas y sinuosas con orgullosa ambigüedad. La nocturnidad del vidrio se ilumina con un resplandor cristalino. El azul juega a las gradaciones, del matiz más intenso al más eléctrico, hipnotizándonos. Un oro cálido firma el nombre, haciéndolo destacar. Un artificio ardiente que complementa al azul. El azul de la nobleza. Atrevido y turbador, el frasco de Pure XS es un objeto extraordinariamente bello que sabe cómo hacerse desear.
La fragancia, un Oriental fresco y ardiente
Para crear el sello olfativo de Pure XS, Paco Rabanne acudió a los talentos combinados de dos perfumistas de IFF: Anne Flipo, creadora de la fragancia Lady Million, y Caroline Dumur. Su reto era transmitir la sensación de piel trémula de deseo y ardiente de placer con una expresión olfativa. Esta idea de “escalofrío ardiente” guió a las perfumistas para lograr una composición con dos acordes que armonizan y contrastan entre sí: un cuerpo a cuerpo entre dos excesos contradictorios. La fragancia también tenía que apelar a todos los sentidos. Al olfato, naturalmente, pero también al gusto y al tacto, como una trampa sensorial.
Pure XS es un oriental vibrante, magnético y fresco con un vaivén continuo entre lo frío lo y caliente, lo delicado y lo intenso. Dos sensaciones al límite, rozándose, atrayéndose y haciéndose eco. El primer exceso: un frescor explosivo. En el juego preliminar, los sentidos enloquecen y el paladar hormiguea con una sobredosis de jengibre casi helado. Jugoso, penetrante, deliciosamente afrodisíaco. Un segundo aliento carnal: la cremosidad verde de la savia vegetal y un tomillo ultramasculino. El segundo exceso y doble indecencia: una ardiente sensualidad. La canela aporta un toque picante y hace la boca agua. ¡Un pecado especiado! Le sigue una oleada de poder con la noble e intensa vainilla colmada de inflexiones de cuero, licor y almizcles. Dulce animalidad. Finalmente, llega el momento de dejarse llevar y hundirse en la calidez palpitante de la mirra espolvoreada de azúcar. Una sensación de piel recalentada que pasa a un estado alterado. Y, rápidamente, un anhelo puro para gozar una vez más.
Pure XS aumenta la tensión y embriaga los sentidos.
Una sobredosis de jengibre. ¡El escalofrío crece!
Una explosión de vainilla animal y mirra. Piel recalentada…
Un oriental fresco, ardiente y fascinante. El exceso en estado puro.
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